Deporte y bienestar

Imagina que estás viendo un apartamento después de haber decidido finalmente reducir el tamaño de tu vivienda en tu vejez, y estás tratando de imaginarlo como tu «hogar». Los muebles no son exactamente los tuyos. El baño parece el de un hotel. Hay un ligero olor a producto de limpieza. Y hay esa sensación, por sutil que sea, de que sigues estando de paso. Es extraño, la verdad. Después de años construyendo una vida, de repente te encuentras en un lugar que cumple todos los requisitos: sol, espacio, ubicación, pero que no te hace sentir como en casa. Y eso es lo que pasa con la jubilación. Ya no se trata solo de cumplir requisitos. Se trata de elegir espacios que reflejen cómo vives ahora: lo que necesitas, lo que no necesitas y lo que simplemente ya no estás dispuesto a tolerar. En Ciudad Patricia, la vida en apartamento se ha replanteado desde cero, para personas que llevan tiempo viviendo y no necesitan que les vendan un sueño de folleto.

Seamos honestos. No te mudaste a España para pasar tus últimos años arrastrando una manguera por un jardín irregular o persiguiendo a un plomero que prometió que vendría "mañana". Viniste por la luz, el estilo de vida y tal vez la libertad de dar forma a este capítulo en tus propios términos. Y, sin embargo, ¿cuántos expatriados en la Costa Blanca se encuentran atrapados en una especie de inercia doméstica? La villa es demasiado grande, las escaleras parecen más empinadas que antes y esa habitación de invitados lleva años sin recibir visitas. Te dices a ti mismo que todo eso forma parte de vivir de forma independiente. Pero últimamente te asalta un pensamiento persistente: ¿sigue funcionándome esto? En Ciudad Patricia, nos encontramos con mucha gente con esa pregunta exacta. No personas que buscan "empezar de nuevo". Gente que busca continuar, solo que sin las partes que han comenzado a deshilacharse en los bordes.